اميدوارم سفر خوبي داشته باشم زيرا إز صميمم قلبم و با احترام به ديگران سفر خواهم كرد و اين باعث خواهد شد كه تمامي درها به روي من باز شوند

sábado, 15 de agosto de 2015

Estancia en Kerman


Kaixo amigos,

Hoy después del desayuno he conocido a Alí, un hombre de unos 60 años, pelo blanco y bigote, muy delgado y fumador; y además, dueño del hotel Amin. Con él, me he tenido que medir en el pago de la habitación. He mantenido una dura pugna, aunque amistosa, para determinar el precio a pagar. Todo ello por una diferencia de 50000 reales en la conversión de las monedas, que finalmente se ha saldado a mi favor. Estamos hablando de 1,5 euros, pero lo acordado es lo acordado... ¡Como soy!  :-)

Alí habla bastante inglés y me facilita información de los lugares que podría visitar en las horas que aún permaneceré en Kerman. También me permite dejar el equipaje en el hotel hasta mí regreso, a última hora de la tarde.


La primera visita la realizo al Bazaar, que siempre está bien, y a primera hora de la mañana especialmente bien, antes de que sus 3 km de galerías se llenen de gente. Hoy, y también días atrás, me he fijado mucho en el modo en el que están construidos los bazares. Sus calles cubiertas, abovedadas, con dobles arcos enfrentados y ventilación natural en el punto más alto, son esplendidos. Permiten que no sientas agobio alguno, aunque en el exterior haya más de 40 grados y sus calles estén llenas de gente. La protección contra el sol y la ventilación están totalmente conseguidas. Y lógicamente, en caso de lluvia también estás protegido.

Quiero contar una anécdota que me ha ocurrido cuando trataba de encontrar la mezquita del Viernes, y que da la medida de lo que es el pueblo iraní. No consigo localizar ese lugar y me dirijo a un mujer de unos 35 años que está en compañía de su hijo de corta edad, para preguntarle por donde debo de ir. Me dice el lugar exacto en el que me encuentro y por donde debo dirigirme a la mezquita. Hasta aquí todo normal... El caso es que la madre y el niño acaban de comprar unos helados en una tienda próxima. Ella, después de darme la información que le he solicitado, me ofrece su helado, aún sin empezar. Me quedo mirándola asombrado, sin saber que hacer. Le digo que no lo puedo aceptar, pero ella insiste una y otra vez, hasta que decido cogerlo. Todo esto con una amabilidad encomiable. Nosotros, los de Occidente, los civilizados, nunca haríamos una cosa así. En este sentido me avergüenzo de pertenecer a ese mundo y me honra esta mujer con un detalle como el que ha tenido conmigo, con un extraño... ¡Cuanto tenemos que aprender!

Pensativo por el detalle de esta mujer, me dirijo a la mezquita del Viernes o Masjed-e Jame.


Aquí conozco a unas mujeres iranís, de Teherán, que están de vacaciones en Kerman. Una de ellas se acerca a mí. Muestra mucho interés en conocer como es España, como vive la gente, etc. También me pregunta por los motivos de mi viaje y se sorprende de que lo haga solo. Ella es profesora en Teherán. Puedo decir que he hablado con varias mujeres desde que estoy en Irán, y la mayoría de ellas han estudiado una carrera universitaria. No quisiera hacer juicios de valor, pero en general, yo no las veo a las mujeres resignadas, amargadas o esclavizadas..., que es la imagen que tenemos en Occidente de ellas, pero tampoco sé exactamente lo que puede haber por detrás de esa imagen.

Para finalizar la mañana visito la mezquita Imán Khomeini, cuyos orígenes se remontan al siglo XI. Es éste un edificio muy sobrio, en contraste con otras mezquitas mucho más decoradas. Me he sentado un rato en su interior, sobre las alfombras, observando a los hombres que realizan sus oraciones. Hombres de todas las clases y condiciones, a juzgar por su indumentaria. Las mezquitas, como es este caso, te aíslan también del exterior, del ruido constante de la calle..., y del calor. Es un magnífico lugar para descansar durante un tiempo.

Como todos los días desde que estoy en Irán, mucha gente me saluda o me para por la calle para interesarse por mí. Hoy ha habido una persona a la que he visto dos veces a lo largo del día, que en una ciudad de 600.000 habitantes tiene lo suyo. En ambas ocasiones se ha acercado a saludarme, la segunda de ellas como si me conociera desde siempre :-)

Después de comer, contrato los servicios de un taxi drive para ver dos lugares alejados de Kerman, a unos 40-50 km. Esta vez me acompañará un chico joven que no sabe una sola palabra en inglés. Su nombre: Abbas


En primer lugar visito los jardines Bagh-e Shahzade, uno de los mejores de Persia, incluido en el catálogo de la Unesco, como Patrimonio Mundial. La primera impresión al verlo es de grandeza, se tiene la sensación de que el agua desciende de las montañas próximas hacía el lugar donde te encuentras. Quizá esta impresión la produce su forma rectangular, alargada, en la que el agua cae desde el edificio más elevado, hoy convertido en restaurante, hasta la entrada principal del recinto, salvando el desnivel mediante numerosas cascadas, todo ello rodeado de arbolado y jardines muy cuidados. La entrada cuesta 150000 riales, pero lo vale con creces. Este es un sitio para visitar, pero mejor aún para pasar la tarde, tumbado bajo la sombra de sus árboles, como hacen unas mujeres iranís que me han invitado a compartir su merienda con ellas, una merienda compuesta exclusivamente de frutas y té y a la que yo he aportado un cesta de dulces, que he comprado en la entrada de este lugar. Me han preguntado de todo, especialmente sobre mi viaje y mi vida. Deberíais de ver el cariño con el que me han tratado, sin dejar de sonreír en ningún momento. ¡Muy-muy majas!. Después de hacernos unas fotos me despido de ellas. ¡Mamnoon!

El segundo lugar que visito es el Mausoleo del derviche Aramgah-e Shah Nematollah-e Valí, con una antigüedad de unos seis siglos. La entrada tiene un coste de 100000 riales. Dentro de este recinto el lugar con más encanto -en mi opinión- es la habitación del santo, de origen sirio, concretamente de la ciudad de Alepo y fundador de la orden de los derviches Nematollahi, que da nombre a este lugar. La habitación, muy reducida, se conserva como la dejó el santo al morir, con sus alfombras y libros... Las paredes y techo están decorados maravillosamente. Es un lugar muy especial, sin duda.

Ya de regreso en Kerman, Abbas me enseña la instalación de gas de su coche. Es muy habitual en Irán que los taxi utilicen gas y gasolina indistintamente, como propulsión para sus vehículos. En el maletero llevan un acumulador de gas, cuya puerta de carga está junto al de gasolina. Bajo el volante, un aparato que podríamos llamar "switch" cambia de un sistema a otro sin problema alguno. Normalmente cambian a gasolina en las cuestas pronunciadas. Me despido de Abbas... Nos hemos entendido y nos hemos arreglado, incluso hemos compartido bebidas y una bolsa de estupendas pipas iranís. Mamnoon!

Debo decir que Alí, el dueño del Hotel Amin, me ha permitido ducharme antes de venir a la terminal de autobuses. Estos detalles son de agradecer y dicen mucho del servicio y del personal de un hotel. Este establecimiento hotelero no tiene lujo alguno, más bien tiene muchas carencias, pero las compensan con la atención que dispensan. En términos informáticos, falla el hardware pero no el software... Mamnoon!

Con el agobio propio del que desconoce cómo se han de hacer las cosas, consigo subir al autobús a las 21:56h, tal solo cuatro minutos antes de su partida. El autocar es de los incluidos en la categoría Vip, amplio, moderno y con los servicios propios de este nivel. La estación es un hervidero humano. Por delante 600 kilómetros hasta la ciudad de Shiraz. Mis compañeros: Dos soldados iranís...

Mañana contaré que tal me ha ido en este "bus night"

Un abrazo



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